1.2. Tipos de cáncer renal
Existe más de un tipo de cáncer de riñón. El carcinoma renal de células claras es el más frecuente y representa entre el 75 y el 85% de los casos.
Existen diferentes tipos de cáncer renal en función de la célula que lo origina:
- Carcinoma de células claras. Representa aproximadamente entre el 75 y el 85% de todos los tumores de riñón. Presenta una modificación genética, concretamente una anomalía en la estructura del cromosoma 3 en su brazo más corto. Esta anomalía se conoce con el nombre de deleción del cromosoma 3p. Puede aparecer asociado a una enfermedad rara conocida como síndrome de von Hippel-Lindau, que consiste en el crecimiento anormal de vasos en la retina y el cerebro. Su pronóstico varía en función de su grado nuclear, es decir, el tamaño y forma del núcleo de las células cancerosas, y de si presenta o no un patrón sarcomatoide.
- Carcinoma papilar. Representa entre el 10 y el 15% de todos los casos. Suelen presentarse como tumores pequeños en fases tempranas pudiendo tener varios focos y encontrarse en ambos riñones. Se suelen originar en los túbulos proximales renales. A su vez, se subdivide en dos tipos en base a las características de las células y la diferente expresión genética. Los de tipo 1 tienen bajo grado y mejor pronóstico, mientras que los de tipo 2 tienen un alto grado y peor pronóstico.
- Carcinoma de células cromófobas. Representa entre el 5 y el 10% de todos los casos. Se origina en las células intercaladas del sistema colector. Suelen tener mejor pronóstico que los tumores de células claras, aunque esto puede deberse a que los pacientes tienden a recibir un diagnóstico en un estadio más precoz.
- Oncocitomas. Aproximadamente entre el 3 y el 7% de los casos. Al igual que el cáncer de riñón de células cromófobas, el oncocitoma se origina en las células intercaladas de los ductos colectores. Si se encuentra asociado al síndrome de Birt-Hogg-Dube (enfermedad rara descubierta por 3 médicos canadienses en 1977 y que se caracteriza por lesiones en la piel, tumores en el riñón y quistes pulmonares que pueden estar asociados a un neumotórax) este suele ser múltiple y bilateral, es decir, tiene varios focos y se encuentra en ambos riñones. Si, por lo contrario, el oncocitoma es esporádico, éste tiende a ser único y en un solo riñón. A pesar del gran tamaño que pueden desarrollar este tipo de tumores renales, generalmente están encapsulados, por lo que raramente invaden órganos cercanos o producen metástasis.
- Sarcomatoideos. Representa una transformación de alto grado de diferentes tipos de carcinomas renales sin que se trate de una entidad histológica distinta. Los cambios sarcomatoideos en el carcinoma renal conllevan peor pronóstico.
- Adenoma papilar. Son tumores con una estructura de tubos, de grado nuclear bajo y de 5 milímetros o menos. Dado que son muy pequeños sólo se identifican de manera fortuita en una pieza de nefrectomía.
- Carcinoma medular renal. Es una neoplasia maligna de mal pronóstico que afecta principalmente a varones jóvenes. Es muy raro, suponiendo en torno al 2% de todos los tumores renales primarios en personas jóvenes de entre 10 y 20 años de edad. En el 95% de los casos se observa enfermedad metastásica en el momento del diagnóstico.
- Multilocular. Llega a representar el 3,5% de los tumores renales. Hasta la fecha no se han descrito metástasis de este tumor. Se presentan como una masa renal multiquística compleja de densidad aumentada.
- Tumores de ductos colectores. Representan menos del 1% por ciento de los casos. Suelen ocurrir en pacientes jóvenes y son agresivos, presentando muchos de ellos metástasis en el momento del diagnóstico.
- Tumores metanéfricos. Se trata de tumores benignos raros y su extirpación quirúrgica resulta insuficiente.
- Tumores mesenquimatosos. Incluyen diferentes tipos de sarcomas y son relativamente raros, excepto el angiomiolipoma. El angiomiolipoma es un tumor benigno constituido por tejido adiposo, células musculares y vasos sanguíneos de pared gruesa anómalos. Puede aparecer de forma esporádica, lo cual es cuatro veces más probable en las mujeres. También surge en la esclerosis tuberosa, en cuyo caso es múltiple, bilateral, de mayor tamaño y con probabilidad de causar hemorragias espontáneas. La ecografía, TAC y resonancia magnética confirman el diagnóstico debido a la presencia de tejido adiposo. Las principales complicaciones tienen que ver con las hemorragias que se producen por la presencia de vasos anómalos. Tienen indicación de cirugía sobre todo si presentan un tamaño mayor de 4 centímetros.
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