Gracias a la obtención de muestras, el patólogo podrá determinar si el tejido es o no tumoral.
Si después de algunas de las pruebas diagnósticas existe una sospecha clínica importante de que la masa del riñón pudiera ser cancerosa, se llevará a cabo una extirpación quirúrgica del mismo, bien completa o bien parcial según el caso. Esta técnica se conoce con el nombre de nefrectomía.
En algunas ocasiones se puede realizar una biopsia de la masa tumoral pero este procedimiento no es muy común. Durante el procedimiento de la biopsia, se extrae una pequeña muestra de tejido y se examina para determinar si es benigna o maligna.
Tanto si se opta por una nefrectomía como si la elección es una biopsia de tejido, un patólogo examinará una o varias muestras de tejido al microscopio. En el caso de que las muestras sean malignas, utilizará una serie de pruebas adicionales para determinar la histología, es decir, la naturaleza de las células y, de esta manera, precisar de qué tipo de cáncer de riñón se trata para establecer así el tratamiento más adecuado.
Si existe una evidencia clara de metástasis, la biopsia puede realizarse en otra zona del cuerpo que no sea el riñón. Esto puede ser recomendable para reducir el riesgo de sangrado si el área donde se ha producido la metástasis es más accesible que la del tumor primario.
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